"Con mis hermanas he aprendido que la voz no es lo principal sino el corazón que se le pone".
Gabriela Loreto |
El camino me encontró en Guadalajara con los hermanos Ochoa y de ahí para adelante siempre he estado en él, de cerca o de más lejos pero esa semilla ya la traigo dentro de mi. Fue cuando supe lo que era la hermandad.
Y así, leyendo me encontré con lo que son los círculos de mujeres que con esa inquietud formamos uno en San Pancho, Nayarit hace 12 años. Han ido y venido hermanas de diferentes colores, sabores y olores pero gracias a la Diosa, el núcleo se formó y cada luna nos hacemos presentes en el altar.
La comunión con mis hermanas me ha traído mucho eje y fuerza pues compartiendo y escuchando su visión me he vuelto mas sabia al interior de mi propio templo. Ahora sé que esto es una espiral por donde todas transitamos, a veces arriba a veces abajo pero en el mismo circulo. He visto el cambio en ellas, he sido testigo de su crecimiento. He sido copartícipe de sus locuras y ganas de libertad. Creo que sin ellas, sin el rezo y sin el canto me hubiera costado mucho mas trabajo desarrollar mi ser , profundizar en mi.
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