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martes, 24 de febrero de 2015

4 premisas, 4 direcciones, 4 posibles razones

“Para nosotros, una de las primeras enseñanzas que existen 
dentro de la Tradición, es el origen. 
El origen nuestro es en el vientre de la Madre Tierra, 
y es una de las primeras ceremonias 
que tenemos a la hora de venir a tomar forma, 
a tomar fuerza, a tomar, de alguna manera, 
suerte en la vida.” 
Aurelio Díaz Tekpankalli.

¿Prácticas nativo americanas en un contexto urbano?

     Texto: Sol Palacios. Estas líneas, están hechas a base de una investigación personal dentro del ritual ancestral nativo americano llamado Inipi o Temazcal. Una indagación, que tuvo como fin demostrar por qué tiene una importancia cultural y religiosa para la gente blanco-mestiza, ir a este tipo de sanación nativo americana dentro de un contexto urbano, (es decir dentro de la ciudad de Quito).

Para desarrollar esta pregunta presento 4 premisas, 4 direcciones, 4 posibles razones.

Primeramente invito a leer una historia importante: el origen del Fuego Sagrado de Itzachilatlan uno de los movimientos espirituales que actualmente promueven las practicas ancestrales americanas en contextos urbanos.
Foto: Temazcal de mujeres en Sicilia
Segundo,  para una explicación, tanto estructural como espiritual de este movimiento, es preciso citar a Berger y Huckman. (1980), estos señalan que "la religión y la iglesia no es lo mismo, la primera es anterior a la segunda, (la especialización institucional no puede ser criterio de definición de religión)". El Fuego Sagrado de Itzachilatlan (FSDI), fue fundado como una entidad preocupada del trabajo espiritual, se  pudiera considerar religiosa por el origen semántico de la palabra religión=religar, este, busca cumplir con la profecía del águila y el cóndor, juntar la visión del norte con la del sur, para así recodar que todos somos hijos de la tierra, que tuvimos unos ancestros que nos permitieron vivir, disfrutar el presente y que gracias a estos, tenemos el compromiso de cuidar esta tierra para las futuras generaciones. Para lograr este sueño, el FSDI tiene valores que le rigen, alianza, unidad, amistad, hermandad, humildad, voluntad, sinceridad y por último integridad.

Como ya se dijo el FSDI recupera algunos de los ritos espirituales más significativos de toda América y lo lleva a cabo según sus visiones. Por ejemplo, la Danza del Sol y de la estrella, ceremonias de peyote y temazcales (ritos norte americanos)[1] , ceremonias de ayahuaska y wachumo (comúnmente conocido como San Pedro), matrimonios, ceremonias de pago a la tierra, entre otros (ritos sur americanos)[2].

El Temazcal

      Un temazcal o Inipi, que es el evento cultural en el que se centró esta investigación, es un ritual muy antiguo, que tiene origen en Mesoamérica. Cuenta la leyenda que en él se encuentra escondido el espíritu de una madre viuda, cuyos hijos, para curarle del dolor de la viudez, la encerraron en el Temazcal, hasta que ella se mimetizó con esta estructura, para ser la madre de todo aquel que entre en ella. Los pueblos ancestrales mesoamericanos consideran al Inipi como un símbolo del vientre materno.
Hoy en día, el Fuego Sagrado de Itzachilatlan interpretando diversas creencias, describe que el objetivo del temazcal es representar el origen de la vida en la tierra, revivir los cuatro tiempos de la vida del ser humano: la niñez, adolescencia, adultez y vejez, y junto a estos propósitos, los cuatro elementos: el aire, agua, fuego y tierra.


El ritual se realiza de esta manera:
Se arma una cabaña con forma de vientre (representando a la mujer) y se la cubre para que no entre ninguna luz. Se calientan piedras en un fuego que se ubica al frente de la cabaña (el fuego simboliza al hombre), y cuando las piedras ya están al rojo vivo, se entra a la cabaña e ingresan las piedras, que representan las semillas que fecundan a la mujer.
Cada vez que una piedra entra, en ésta se coloca un incienso con un  rezo (petición especifica) y seguido se mete un recipiente de agua. Después de que todo esto ocurre se cierra la puerta para quedar a oscuras, en este momento comienzan los rezos y los cantos, mientras la persona que guía el temazcal coloca agua en la piedras hirvientes. El propósito de los cantos y rezos, va guiado por los propios tiempos del temazcal,  pues existen cuatro: la tierra y la niñez; agua y adolescencia, fuego y adultez, y por último viento y vejez. Cuando se han cumplido estos cuatro momentos, el ritual acaba, todos salen y comparten sus vivencias…

¿Asistes a temazcal?

Las personas que asisten a Temazcales, que fueron entrevistados son; Nicolás  Mejía (20 años), Edmundo Pérez (19 años), Belén Arellano (21 años), Alegría Portilla (21 años), Pamela Jarrín (36 años) y Vladimir Obando.
Nicolás, me dijo que, desde la primera vez que asistió a un Temazcal, le gustó mucho la experiencia física del ritual. Con el tiempo,  se dio cuenta del significado espiritual que este ritual tenía, pues él siente que dentro del Temazcal puede tomar conciencia y poder sobre sí mismo. El Inipi, le permite alinearse con las fuerzas naturales que conforman al ser humano, y comentaba que estas fuerzas son, el espíritu, el corazón y el cuerpo. Además, siente que logra despertar estas fuerzas. Nicolás resume su experiencia del Temazcal como una forma de sentir físicamente una experiencia espiritual.
Edmundo, (primo de Nicolás) me decía, que para él, ir a un Temazcal le brinda la capacidad de reconocer su identidad, de estar tranquilo y sobre todo un bienestar completo. Me recalcó, que asistir a estos eventos no le hacen formar parte de una religión pero sí de una espiritualidad que le brinda bienestar.
Belén, dijo que dentro del Inipi se encuentra con su parte espiritual. Ella, decía que como regularmente la gente asiste a la iglesia cada domingo, para agradecer, rezar y pedir, ella asiste a esta ceremonia originaria para el encuentro con la sacralidad en su vida.
El tema del encuentro con lo que uno lleva como sagrado, se repitió en casi todas las entrevistas. Pamela, dio una explicación muy clara de por qué se da este encuentro. Me decía que al ser un espacio totalmente oscuro se da la oportunidad para que cada participante interprete su vivencia, pudiendo estar ésta acompañada de una experiencia de contacto con la región o simplemente, ser una cuestión de placer o bienestar físico.
Foto: Altar de tortuga de Sicilia

Alegría concordó con Pamela, pues para ella, también es un espacio de encuentro con lo que uno cree sagrado. Me contó que asiste a Temazcales toda su vida, que estos han sido siempre un espacio de sanación y de comunión espiritual con lo que ella cree sagrado, (cabe recalcar que Alegría es practicante y creyente de la región musulmana). El último entrevistado fue Vladimir. Él me decía que estos eventos son una reapropiación de las practicas ancestrales y constituyen una revitalización tanto espiritual como física en su vida. Él, para finalizar señaló la importancia de la conexión que le brinda el Temazcal con el cosmos, con las personas que están asistiendo y con la naturaleza.

Los organizadores y realizadores de temazcales a los cuales entrevisté fueron, Arturo Chiriboga Tepektiahui , quiteño, homeópata, jefe y guardián del FSDI en el Ecuador, Guillermo Núñez Chikomekuauhtli, quiteño, Paulina Oviedo Quillapacari, quiteña y Sofía Pozo Tekpansihualt, cuencana.
Realmente recibí mucha información valiosísima al hacer estas entrevistas, creo que todos los entrevistados concordaban con que la gente citadina actualmente esta buscando, un espacio para encontrarse consigo mismo, (cualidad propia de la época posmoderna, individualismo en la búsqueda de respuestas para la vida).

Arturo me decía que; como le dijo a el su taita Marco Guerrero, es momento de chamanizar las ciudades, pues la gente en el campo tiene contacto constante con la naturaleza y por este motivo, tienen una vida sana y les es fácil entender la relación con la madre tierra y la importancia vital de la misma. En cambio, en las ciudades, (donde se encuentra la mayor cantidad de gente), tanto ruido, tanta contaminación, velocidad, intensidad, etc. causan que la gente no tenga un espacio en donde asentarse, en donde reencontrarse con la naturaleza propia del ser, como también con la gran madre natura. Es por esto que hombres y mujeres citadino/as, al encontrar formas ancestrales de sanación y de ver al mundo y así darse cuenta de este beneficio en sus propias vidas, decidieron poner este tipo de espacios como lo es el Temazcal, como una manera de reciprocidad con lo que se ha recibido. Es decir, brindar el beneficio experimentado en donde sea posible.

Hoy en día, me decía Guillermo, existe un marco constitucional que apoya los saberes ancestrales y que gracias a esto se ha facilitado mostrar formas de sanación en la urbe, que antes se consideraban prohibidas. Estas formas buscan además que la gente se sane y que se mantenga con esa sanación.

Paulina me decía, que la gente actualmente, esta buscando medicina para sus vidas, y que el Temazcal es una maravillosa fuente de sanación, pues recrea el origen de la vida y la vida misma, entonces de alguna manera, se reconstruye la información genética, los recuerdos y así se reprograman las células desde la sanación. Es así como este renacimiento del que se habla, se da.
Sofía añadió que dentro el Temazcal está la oportunidad de sanación individual, y siendo un espacio de sanación grupal dentro de las ciudades, permite salir de la esfera mental a la cual nos somete la urbe. Esto hace que se dé un cambio o transformación en la gente que acude a los Inipis, en estos contextos urbanos.

Arturo Chiriboga y Guillermo Núñez, me contaban que todo camino espiritual ancestral no es una forma de adoctrinamiento, sino una manera de mostrar la naturaleza humana y que cada individuo descubra su naturaleza (que puede explicarse como su identidad) y que de alguna manera, pueda comprender lo que es Dios. Para el saber ancestral andino, decía Arturo, todo es Dios y lo que pase en cada una de esas partes del todo repercutirá en todo el Universo.

Por esto todos ellos hacen Temazcales, pues tienen fe absoluta de que cada cosa que hacen tiene una importancia en todo el Universo. Porque tuvo una repercusión en sus vidas, ellos rememoran la sabiduría ancestral americana y asumen su herencia.
Foto: Alexandra Cornejo
Guayllabamba, Ecuador.
Otro punto, que surgió de la razón de temazcales en contextos urbanos, es que la realización de estos les permite a las personas que los dirigen, expresar su potencial de la mejor manera, sienten que al hacer temazcales, (y otro tipo de rituales nativo americanos antes nombrados), están apoyando a la manifestación de su ser, su propósito de vida y de su propio poder. Los rituales nativos, comentó Arturo, levantan poder y que cuando estos tienen  un propósito son constructivos para la gente. En fin ellos sienten que se construye y se enriquece algo en sus vidas y en la de la gente que acude a sus temazcales. En las entrevistas Arturo me dijo además, que todo aquello que enriquece la vida es un regalo.

"Nadie le dá comprendiendo a nadie" decía Arturo, 
"Pero aquí está todo lo que es necesario para aprender".

Creo, que para concluir con la explicación dada de las entrevistas realizadas, es necesario de nuevo, citar textualmente a Arturo Chiriboga, "(…) si no somos nosotros, quienes, si no es ahora, cuándo, si no es aquí, dónde (…)".

Conclusiones
 Todo este te trabajo, me sirvió para entender cosas muy importantes de lo que había vivido a lo largo de mi vida. Vale la pena contar que también he asistido a Temazcales, (siendo una persona que vive en la ciudad) casi toda mi vida. Comprendí que el Fuego Sagrado de Itzachilatlan, no busca ser un movimiento de adoctrinamiento, más bien busca mostrar algo que a los mismos líderes les ha sentado bien en su vida.

Por otro lado, el Temazcal en lo concreto representa el origen de nuestra vida ¿no es verdad que nos engendró la relación entre un vientre y una semilla fecundadora? por lo tanto, si este evento tiene esta gran simbología no hace falta que se de en un contexto rural. Cito a los líderes del FSDI, “Todos somos hijos de la tierra, tenemos el mismo origen, presente y por lo tanto mismo final”.

Entonces, para responder mi pregunta inicial; ¿Por qué tiene una importancia cultural y religiosa para la gente blanco-mestiza, ir a este tipo de sanación nativo americana dentro de un contexto urbano? La importancia que tienen estos eventos, para la gente, va mucho mas allá de su origen rural. Los dirigentes y participantes, confían en el resultado que éste a tenido en sus vidas, claramente espiritual, religioso, porque religa con lo que ellos tienen por sagrado, lo que consideran que es Dios. En el ámbito cultural, concluyo que este ritual tiene mucha importancia, porque como dicen, casi todos los participantes, el Temazcal les brinda la capacidad de reencontrarse con su identidad, de aclarar lo que son y lo que quieren en la vida.

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[1] Danza del sol, (Sun dance) es un rito norteamericano de agradecimiento a la vida, este consiste en permanecer en ayuno y danzando cuatro días seguidos, alrededor de un árbol que simboliza la vida. En esta los danzantes, están acompañados por cantos que suenan al ritmo de un gran tambor. Danza de la estrella o de los espíritus (Ghost dance), esta es una danza de agradecimiento a los seres queridos que ya han fallecido, como en la Danza del Sol pero al revés, esta consiste en danzar al ritmo del gran tambor, pero toda la noche durante cuatro noches y alrededor de una gran fuego, contenido en una estructura en forma de estrella. Las ceremonias de peyote son ritos practicados milenariamente en donde se consume el cactus llamado peyote que tiene propiedades alucinógenas y gracias a estas, los practicantes pueden tener entendimientos importantes para su vida.
[2] Ceremonias de Ayahuasca, rituales  practicados en la selva de Sur América , en donde se bebe la liana sagrada de la Ayahuasca, para pedir comprensión y ayuda a lo que se tiene por sagrado. De esta misma manera se realizan ceremonias de San Pedro, estas surgieron en los Andes y buscan reconciliación con el inconsciente y comprensiones profundas de la vida. Matrimonios, rituales de unión de parejas en donde se presenta a todo el universo la nueva relación. Ritos o ceremonias de pago, en estos se entierran o se queman símbolos de lo recibido todo el año como forma de agradecimiento y ofrenda al fuego y a la tierra.



domingo, 1 de febrero de 2015

De las tierras del sur, al ombligo de la luna.


En este hilo de la incertidumbre van mis pasos unidos al tejido como Mujeres de luna, de la tierra, de las estrellas. De todo lo que nos rodea y con todo lo que nos relacionamos…

Por ahí, cuando la tierra terminaba de llegar al solsticio de invierno y sus caderas dieron vuelta; fue que nos reencontramos en México. Después de diez meses que Ecuador me sostuvo regresé al terruño por un tiempo. Nada es fijo, todo se transforma…

Bueno pero esta historia comienza ahí, donde mis pasos por México llegaron a compartir entre mujeres, aprendizajes y enseñanzas, convocadas por  las ganas de reunirnos como aguas que fluyen, tierras que siembran, fuegos que transforman, y vientos que cantan… y cantamos juntas.

Las ganitas con voluntad, resultaron un buen compartir. De 20 a 7 mujeres nos reunimos durante cuatro semanas en Guadalajara, Jalisco para ensayar cantos del performance que se presentaría en menos de un mes.

La propuesta de dicho performance provenía desde mujeres, que en Ecuador construimos al recopilar cantos durante círculos y ceremonias por 10 meses. El resultado de este tiempo (re-unido, re-tejido) fue dicha muestra artística-ceremonial y que con esta voluntad, se convocó a mujeres en Guadalajara unirse al proyecto. La razón: medicina pura del canto y -por si alguna quisiera- sumarse a la presentación de aquel 26 de diciembre, en San Pancho Nayarit.
Sí… en el peformance.

Entre nosotras, en el círculo de Guadalajara existieron diversas inspiratricez del poder de la medicina de mujer. Y reunidas reconocimos el poder que somos.
La primera noche hicimos memoria de la relación con los cantos desde pequeñas. Nuestros recuerdos -en su mayoría- fue querer cantar pero al ánimo se apagaba cuando alguien nos callaba. También entre nosotras, había quienes actualmente estudiamos música y nos gusta despertar la algarabía del ritmo. Por otros lados del círculo nos encontramos quienes sin profesión pero con continua formación expresamos en canto momentos de la vida diaria. Y así, entre la diversidad fuimos, platicamos, tomamos té, invocamos a las energías invisibles prendiendo un tabaco, y frente a la Jefa tambor, tambores de viento, sonajas, pinguyos y trompe ensayamos 4 noches.

El resultado fue despertar aun más la continuidad de estas reuniones porque invocar y perfeccionar la flecha del canto es una gran provocación para todas… incluso para la que dice -no sé cantar- porque experimentamos que si el corazón llama… el canto fluye.
Nuestra imaginación cual pólvora ha construido cada vez más estos espacios de ensayos, de fortaleza femenina y de nuevas expresiones artísticas para compartir esta medicina con nuestras familias y con todo lo que se relaciona con nuestro Ser.

Mujeres de luna en Guadalajara convoca a diseñadoras, cantantes, amas de casa, comunicadoras, sicólogas, actrices, cirqueras, biólogas, y quien más tenga la voluntad. Aquí todas aprendemos desde la ciencia de la paz, desde el compartir y la evolución colectiva de que mujeres juntas… si podemos sanarnos. No estuvo invitada la competencia, ni la envidia, ni el capricho. Sólo el corazón sutilmente fue incluyendo las nobles formas de amar la vida misma, representado desde el tono sincero del canto de mujer.

Y entre que ensayamos con afán, tres cantos por noche también descansamos fluyendo en la improvisación. El deleite surgía con el alientos pal corazón, y las carcajadas del alma.  Ahí en ese tiempo, nos dimos cuenta quiénes éramos, por dónde se pronunciaba la estela femenina de nuestras antepasadas y por dónde la sanamos, entre todas, con todas. Por todos los que nos rodean.

La prioridad no es ganar dinero con esto, ni que cambiemos al mundo por medio de la paz. Nuestro objetivo es ser coherentes en el diario vivir donde se pide paz ante tanta violencia, pero el corazón sigue ansioso por tanta oscuridad.

Y así, de alguna manera fluimos desde la respiración haciendo honores a la dulce voz de la tierra entonando la esperanza en vida para las siguientes generaciones.
Si alguna mujer lee esto y se encuentra en Jalisco, México, no dude en contactarnos. Porque mujeres de luna somos todas y aunque ahora esté yo de regreso en esta mitad del mundo, las redes sociales me confirman que los círculos siguen.
Y seguirán.

Ahei
Mitakuye oyasin

Texto y fotos: Patricia Karenina Casarín