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miércoles, 2 de abril de 2014

Gina Guggenbuehl Giuliani

"Hemos aprendido que entre mujeres, no cabe traición de ningún tipo. El canto nos hermana en la entonación y alabanza a nuestra divinidad..."


Mi nombre es Gina. Naci en Guadalajara de padre suizo y madre italiana. Tengo estudios en agronomía y me dedique a la apicultura por varios años. Soy madre desde muy joven con 2 hijas y un hijo, y ahora la vida me trajo para criar a varios más. Soy abuela de casa con 5 hermosa@s nieto@s.
Mi vida la he dedicado en su mayoría a estar con la tierra, he vivido generalmente en la sierra y en comunidades rurales o pueblos cercanos a la ciudad. Siempre me inquietó la arquitectura e incursioné en varios proyectos de construcción empíricamente donde me he ido fogueando y he logrado varios proyectos que creo me quedaron bien chidos ;)

He incursionado en las plantas medicina desde muy joven también (17 añitos) , primero con la Santa Maria, Luego con Teonanacatl, con Hikuri . Después paré por los chamacos un tiempo. Volví a incursionar conociendo más de cerca a la abuela, que siento que es la medicina que más me ha gustado, porque ha abierto mi corazón al canto y a la composición de ellos. Creo que la co-relación con esta divina planta,  y los cantos que de ella salen, ahí se entonan y tienen que ver con el mismito corazón del sentimiento de separación y su sanación. 

Admiro mucho a las personas que a través de las plantas maestras han hecho verdaderos himnos para cantar el agradecimiento en este camino sagrado. Los círculos de mujeres han afianzado la confianza también en los hombres al reunirnos y ver a la mujer mas fuerte y nutrida, menos miedosa e insegura, que sabe que su leche y su sangre alimentan al mundo. Y entre nosotras, de alguna forma nuestras aguas y su latir nos han unido, ahora sabemos que  podemos acercarnos y escucharnos; hemos aprendido que entre mujeres, no cabe traición de ningún tipo. Porque el canto nos hermana en la entonación y alabanza a nuestra divinidad. Por eso hablamos bonito y con verdad.