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viernes, 7 de febrero de 2014

Nadia Ávila Salazar




Asombrada por los guardianes de montes y ríos encontré en el canto una forma de oración pura”


Nací en Guadalajara Jalisco en 1985, un año en que la energía de la Tierra se manifestó con fuerza en mi país, mostrando su poder dual de creación y destrucción en un terremoto. Hija de una madre amorosa y un padre que me enseñó a amar la Tierra. Crecí en la región de los valles de Jalisco, cerca del Cerro de Tequila, del bosque y de las estructuras escalonadas Guachimontones.
Asombrada por los guardianes montes y ríos que rodeaban a mi pueblo, encontré en el canto una forma de oración pura, una manera de agradecer la belleza que mis ojos miraban, y una forma de encontrar la voz de mi espíritu. Cuando me descubrí mujer tenía 11 años, y mi animal favorito en ese entonces era la mariposa, así, entendí mi transformación y con amor he caminado hacia la mujer que ahora soy, caminando con el valle donde crecí, con los cerros y con sus habitantes, caminando con mis mujeres ancestros, con la intención de honrarlos, honrar a la vida y honrar a la Tierra.

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