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viernes, 29 de mayo de 2015

Me inclino al instinto

Respiro profundo,
agradezco un nuevo día, un nuevo aliento,
una nueva visión para la paz en los corazones de la familia,
para la paz en mi corazón.

Con el nuevo día un nuevo ciclo lunar se abre paso en mi sagrado cuerpo. Mis caderas aúllan, siento raíces serpenteantes penetrando en mi útero, las raíces de mis abuelas y abuelos que lucharon por sanar esta tierra y la guardaron dentro de sí para que su misterio fuese entregado de generación en generación.

Mis piernas se quieren doblar, mi cuerpo se quiere inclinar, mi instinto se vuelve animal.
MI SANGRE QUIERE VOLVER A LA TIERRA DE LA CUAL FUE ENTREGADA ABRIENDOSE PASO POR LOS CAMINOS DE MI CUERPO. MI SANGRE BELLA PLENA DE FERTILIDAD QUIERE SER OFRENDADA.
Mis manos buscan el misterio en el barro, en la semilla, que desde la oscuridad germina hasta volver a encontrar la luz, después de haber sido semilla, después de haber sido planta, después de haber dado fruto, después de convertirse en semilla de nuevo para caer y apartarse de la vida por un instante y para que al poco de nuevo se realice el milagro…

Foto: Miryam Biosca
La piel de la tierra envuelve los pasos eternos y las mamas y los taitas conjuran el aliento primigenio de la vida que, a través del agua penetra en la gran vasija de barro, Pachamama; este es el movimiento Sagrado.

Este agua que fecunda nace en lo más alto de las montañas donde solo el Gran Espíritu habita, quebrándose por entre las piedras, abriendo el vientre de la madre, rompiendo la tierra y llenando el útero divino. Toda la sabiduría de los ancestros desde que eran astros, está ahí, sembrada en la tierra, en mi tierra, en mi sangre que quiere volver a ser sangre de la tierra, todo se busca en el todo, todo Misterio Sagrado está ahí ante tus ojos, que fueron estrellas y ahora miran hacia las estrellas.

Desde mi nacimiento soñé un canto, soñé con mujeres y hombres que danzaban al fuego, soñé con sus caras pintadas con la sangre de los frutos de la tierra, y soñé mi vientre en flor y mis manos amasando y acariciando la tierra que fértil y amorosa germina. Soñé con mujeres que acompañaban a dar a luz a otras mujeres.

Ahora derramo mi sangre de luna sobre ti Madrecita y agradezco el honor de hacerlo, el honor y la responsabilidad de ser mujer en esta hermosa creación divina y de tener una hija a la que legar este maravilloso Misterio, agradezco el linaje de su padre y sus aguas de vida.

Agradezco el honor de estar viviendo esta vida, y de vivirla junto a mis hermanas y hermanos que me acompañan desde la eternidad y me acompañaran por siempre, siempre sanando, siempre cantando y danzando.
Aho.

Texto:  Miryam Biosca. España. Ecuador.

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