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viernes, 1 de enero de 2016

Nuestra chispa en el Llamado de la Salvia.


Si se saben ver... en el andar las oportunidades están a la orden del día.
En septiembre, una marea de provocaciones formó este colectivo que supimos "ver" al aceptar crear un performance especialmente para el Consejo de visiones “El llamado de la salvia” que se realizaría en Jalisco, México en noviembre. 

Mujeres provenientes de Nayarit, Jalisco y Ecuador nos reunimos en 9 ensayos durante dos meses creando un mensaje de amor y concordancia para dicha re-unión de mentes y corazones a favor de la tierra y su salud.   

Nos expresamos.  
Mujeres de luna, mujeres de luz, con voz y ritmo proveniente del alma cantamos a los elementales por darnos forma como seres: aire, agua, fuego y tierra. Los entonamos desde la naturaleza femenina agradeciendo su creación y permanencia para un mundo sano.

“Fue mi primera vez en el Consejo de Visiones y también en el Calpulli, un doble regalo que llenó de alegría mi corazón. durante los días que estuve ahí, se fortaleció mi esperanza al comprobar que somos much@s quienes soñamos y trabajamos para diseñar una realidad armónica, en la cual cada un@ tiene los dones requeridos para cumplir su misión” compartió una hermana de las 13 que nos presentamos. 

¿Cómo decidimos quien participaría? Curioso porque quien se acerque con la voluntad, es digna de participar.  Así lo hemos practicado en todo lo que este movimiento, llamado Mujeres de luna, convoca.

Somos movimiento,  
de energía femenina que toca y profundiza en todas nuestras relaciones, comenzando por quienes nos acompañan diario: hijxs, pareja, padres, hermanxs, amigxs y continuando con quien esporádicamente se encuentra con nosotros. Como los asistentes al Consejo de visiones provenientes de diversas partes del mundo. 

Y así, trece mujeres prendimos el fuego para el “Llamado de la salvia” con nuestras chispas de esperanza ante la actual realidad. Pequeñitas ante tanto conflicto, sí; pero apasionadas como calor de fuego.
Inciensos, Popochcomitl, plumas, velas, agua, semillas cubrieron con su esencia y espíritu a los instrumentos sagrados presentes en el escenario: tambor de danza (de 90cm de diámetro), huehuetl (tambor de danza mexica), sonajas, ayoyotes (semillas de lluvia). Los ritmos del viento en flautas y ocarinas danzaron en esos 45 minutos de presentación en esa cancha de basket ball hecha escenario. El movimiento de los cuerpos nuestros de mujeres entre 28 y 40 años tejieron una ceremonia hecha arte.   

Los testigos presenciales o bien conocidos como “el público” miraban en silencio, sonreían, aplaudían, gritaban o murmuraban, pero no dejaron de mirar y nosotras no dejamos de compartir.  
En cantos, rezos y danzas (a mi sentir como parte de ese colectivo) el performance fue lo que debía ser, compartió con su mayor esfuerzo la alegría del corazón de mujer e inspiró a reactivar la memoria ancestral de lo sagrado de la vida, en cada unx de lxs ahí presentes.

No sabemos si volveremos a presentar este performance, no sabemos si existe alguna propuesta para hacerlo (aunque si hubo voces al terminar la presentación), ni siquiera sabemos cuándo nos volveremos a ver ya que ahora diversas montañas nos dividen físicamente a algunas; sin embargo estamos seguras que al vernos reconocemos que todo es posible y más cuando mujeres en colectivo, nos reflejamos sanando. Y como dice una hermana ecuatoriana que también se presentó en el performance “nada es tan alto como para no subir” ni siquiera si una “cree no saber” cantar o bailar.  

Una estrella más para nuestro universo de alegrías por ello quisimos compartirles esta existecia e invitarles siempre a ser parte de ella.  Sigamos soñando, sigamos cantando (y compartiendo, y disfrutando, y riendo, y todo lo demás) para cuando nos re-encontremos, logremos cosechar sueños en esta realidad.

Texto: Patricia Karenina Casarín (México) con aportes de Luz Herrera (México)
Fotos: Luis Manuel Medina, Daniela Armijos, Humberto Moro y Klemente ¡Gracias!

Foto: consejo de visiones


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