Renazco en un jardín de amapolas, las acaricio y me identifico: yo mujer, para amarme, para quererme y abrir un contaste sendero de luz.
Me permito mirar desde mi misma, me invito a estar sin miedos.
Me permito mirar desde mi misma, me invito a estar sin miedos.
Escucho mis latidos, me busco, me encuentro, me nublo y amanezco. Me caigo y me despierto en partículas de amores, de amores trasformados en raíces que vuelven hacia mi útero eterno, para parirme entera cada día llena de luz y amor.
Texto: Mayo Makipokuna
La mamá Tungurahua Foto: Francisco X Mejia G |
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