Hoy, mi hija Antonia cantó en el colegio una hermosa canción que habla sobre ser tu misma, dejar fluir tus sentimientos y estar firme frente a la tormenta, reconociendo que el frío también es parte de tu ser. Lo simpático de esta canción es que viene de la industria más grande de fantasías y espejismos del mundo: “Disney”. Entonces empecé preguntarme ¿qué es realmente cantar una canción? ¿importa saber de dónde viene? ¿quién es su autor o autora? ¿con qué intención fue construida?
Pintura: Chandra Esmeralda |
Aún no tengo una respuesta clara, pero en principio diría que sí ¡claro qué importa!, es necesario indagar en la historia de las canciones, conocer el contexto del que vienen, interpretarlas al pie de la letra como fueron concebidas desde el inicio de los tiempos o tratar de conocer quién la compuso y pedirle con un tabaco el permiso para levantarla… “Así es la buena costumbre” dicen.
Pero entonces, recuerdo a Antonia y su amiga cantando con toda pasión, devoción y convencimiento: ”Libre soy…. Libre soy…. Libertad sin vuelta atrás…” Y en ese recuerdo veo lo que su corazón quiere transmitir, lo que esa canción siembra en su sentimiento de once años y todo lo que las une e identifica con la letra.
Pintura: Paulina Oviedo |
Entonces, vienen a mi mente las cientos de versiones e interpretaciones de cantos populares que desde diversas voces, sentimientos y entonaciones se enfoca la letra escrita. Y es así como algún hombre o mujer canta como instrumento de conexión entre el cielo y la tierra….
Creo fielmente en el canto como un rezo, como una forma de expresión y liberación del alma, creo que debemos cantar en la ducha, en el bus, en las calles, cuando llueve y cuando hace sol, cuando estamos de buen humor y para sacarnos el humor no tan bueno. Creo en el canto como el pan de cada día, como el aire, como el agua, el elemento primordial para alabar los 4 elementos, como la forma de agradecer a la vida.
Y si ya tengo eso, lo demás se afina con el oficio.
Amalia Oviedo